THE SNORKS: A CONCERT FOR CREATURES
Película y proyecto a largo plazo del artista Loris Gréaud, “The Sorks: un concierto para las criaturas”, es la invención de una leyenda urbana, de una epopeya alucinante inspirada por el descubrimiento de un territorio misterioso: el mundo de los abismos.
A la vez motivado por el hip-hop abstracto de Anti-Pop Consortium, las exploraciones extremas de la estación submarina Antares, las investigaciones del MIT Sea Grant College y los procedimientos de pirotecnia experimental del grupo F, The Snorks fue diseñado como una especie de cápsula espacio-temporal en la cual ocurre y se repite sin parar la posibilidad de una “comunicación alienígena”.
Durante mas de 36 meses, el fenómeno The Snorks recorrió el mundo, de Abu Dabi a Paris, pasando por Los Ángeles, Boston, Nueva York o Hawai, en los aires, o bajo los océanos, llevando en su estela una plétora de especialistas, autores, artistas, y demás participantes, tratando de responder a las exigencias y obsesiones del proyecto.
Las profundidades submarinas siguen siendo un espacio desconocido, cuyos recientes descubrimientos desafían literalmente los conocimientos adquiridos por el hombre. Las criaturas abisales parecen comportarse de manera rara, adoptando modos de vida no resueltos. Las últimas observaciones de los científicos ponen en evidencia su sorprendente sistema de comunicación: la bioluminiscencia. Visibles desde el espacio, produciendo gigantes “nubes de luz”, los fitoplánctones y demás criaturas utilizan la bioluminiscencia por varios motivos. Los científicos afirman que la bioluminiscencia sería el modo de comunicación más extendido sobre tierra.
Frente a esos espacios oscuros y casi inexplorados, la fascinación crece. Poco a poco surge la voluntad de revelar y recrear ese sistema singular sobre el nivel del mar. A la vista de las primeras imágenes reveladas por estos sistemas de exploración subacuática, los investigadores están de acuerdo en hablar de “fuegos artificiales submarinos”. Se trataría de producir una “equivalencia” entre el fenómeno registrado en los fondos oscuros de nuestros océanos y su reproducción potencial en la inmensidad del cielo. La idea de una experiencia pirotécnica que reprodujera los movimientos luminosos de los fitoplánctones y demás criaturas bioluminiscentes se impone por si misma.
La historia de estos espacios oscuros surge a la superficie y parece escribirse al revés de la historia de la exploración del universo. Los fuegos artificiales propuestos en Abu Dabi surgen después sobre las gigantes pantallas de Times Square cuyas luces artificiales actúan como señales eléctricas de bioluminiscencia. La interfaz de comunicación más importante en el mundo recibe el fenómeno de comunicación más extendido sobre tierra, todavía insospechado de los seres humanos.
La utopía toma forma, se inscribe entre la realidad y la fantasía de una comunicación “intra-terreste”: urge diseñar un concierto específico para las criaturas abisales, formas de vida sensibles y reactivas a las frecuencias sonoras, respondiendo a su sistema de comunicación alternativo y luminoso. El grupo Anti-Pop Consortium, quien firma en la misma ocasión la banda sonora original de la película, fue invitado a componer una música exclusiva dedicada a estas criaturas, y a producir un formato inédito de concierto, que será transmitido por sondas submarinas y demás estaciones subacuáticas entre –3500 y – 5000 metros bajo el nivel del mar, en una verdadera terra incognita.
Esta sucesión de experiencias, de performances y otros intentos equivalentes ahora toma la forma de una ficción que documenta la realidad. Entre las informaciones técnicas y nebulosas enunciadas por David Lynch, el narrador, y los apartados de este mismo, en su búsqueda de una historia que contar, la película se despliega a la velocidad del pensamiento del autor y se organiza como tantas derivas de ideas y de cuentos en construcción permanente. “The Snorks” es por lo tanto una película proteiforme, errática, que resiste a todo formato establecido, un proyecto que perdió toda noción de centro, de periferia o de destino. Autentica máquina en producción permanente, en definitiva, se trata de una realidad que refleja una historia.